ORIGEN DE LA PANDEMIA DEL NUEVO CORONAVIRUS
Por Jacqui Blas
10 de junio del 2020
Cuando el primer caso de COVID-19 fue anunciado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) nadie esperaba que, unos cuantos días después, el brote de la enfermedad tendría como consecuencia el cierre de fronteras, el confinamiento obligatorio en domicilios y los contagios a más de 4.3 millones de personas en todo el mundo. La historia de cómo la COVID-19 se manifestó en la sociedad está saturada de muchas teorías conspirativas, disputas políticas y debates científicos. El mundo reclama una respuesta.
Existen muchas teorías acerca del origen de esta pandemia, desde que la enfermedad COVID-19 no es ocasionada por un virus, sino se trata de un efecto de la nueva velocidad de conexión de las torres 5G, incluso existe otra teoría que señala que es provocada por la llegada de un meteorito, debido a que el Centro de Astrobiología de Buckingham afirmó a inicios de este año que cayó una bola de fuego en el norte de China en Octubre del 2019 y que lo más probable es que se trate de una especie de coronavirus. Absurdas o no, existen, y parte de la población las cree, pero hay dos hipótesis que son las más comentadas y polémicas: la primera, que el nuevo coronavirus fue creado en un laboratorio en China y esparcido como arma biológica en contra de otras potencias; y la segunda, que ese mismo virus habría logrado escapar debido a la negligencia y así comenzó a propagarse por todo el mundo.

Estas últimas teorías fueron generadas debido a una publicación de la prestigiosa revista científica titulada The Lacent. La investigación realizada por la CNN, expone la duda planteada por la revista científica acerca de que el coronavirus se haya originado en el mercado de animales de Wuhan y sugiere la posibilidad de que el virus SARS-CoV-2, que provoca la enfermedad COVID-19, sea producto del laboratorio del Instituto de Virología del Centro para el Control y la Prevención de las Enfermedades de China (CDC) y que, por error, se escapó de su contención. Además, la publicación advertía que de 41 pacientes con COVID-19 analizados en la ciudad de Wuhan, 14 no tenían ninguna relación con el mercado de animales.
Como respuesta a lo antes mencionado, un artículo de investigación publicado en la revista científica Scopus, recopila todas las bases y fundamentos de una de las últimas publicaciones de la revista Nature Medicine, donde se demuestra y afirma la teoría de lo que por el momento parece ser la más convincente y con una mayor cantidad de pruebas, incluyendo el respaldo de la OMS. Está publicación titulada “The proximal origin of SARS-CoV-2” aclara que, aunque el virus del murciélago RaTG13 continúa siendo el más cercano al COVID-19, hay algunos coronavirus de la especie pangolín malayo que también tienen una gran similitud con el COVID-19. Aunque no se haya identificado un virus animal que sea idéntico al COVID-19, la diversidad de coronavirus en murciélagos y otras especies están sub muestreadas, esto significa que existe la posibilidad de que pueda haber especies sin explorar que poseen un virus aun con mayor similitud al que ya conocemos. Este artículo explica que es probable que un virus animal haya saltado a los humanos, adquiriendo las características geonómicas, que son las mismas que hacen que la trasmisión no sea detectada de humano a humano. Una vez adquiridas, estas adaptaciones hacen posible que el brote epidémico se reproduzca y logre desencadenar una pandemia.
De esta manera, llegamos a lo planteado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Un 31 de diciembre del año 2019, el municipio de Wuhan en la provincia de Hubei, China, informó sobre un grupo de casos de neumonía, luego, el 9 de enero de este año, el centro Chino para el Control y Prevención de Enfermedades anunció un nuevo coronavirus como agente causante del brote. En el mes de febrero se denominó al COVID-19 como una enfermedad, y en el mes siguiente, se declaró una pandemia asociada a esta nueva patología.
Mas de uno no imaginó lo escalofriante que podría llegar a ser este año. El día en que se hizo oficial el anuncio que el virus estaba cerca de nosotros, nadie anunció por ningún lado lo mucho que iba a cambiar nuestra rutina de vida. Pese a todo lo que se especula sobre el tema, hay que tener presente que la COVID-19 es real. Es urgente e importante que la sociedad esté convencida de ello. No es tarde, nos toca ser responsables y cuidarnos de esto, pero tenemos que tener presente también que el tiempo se nos está acabando.

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